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Una persona que encuentra excitación sexual o tiene una fuerte obsesión sexual por un objeto (distinto de los diseñados para la satisfacción sexual), un material o una parte del cuerpo puede denominarse fetichista. El fetichismo en los individuos surgió de experiencias asociativas tempranas. Los fetiches varían desde leves hasta extremos. Más estudios revelan que los fetiches más comunes involucran partes del cuerpo, como los pies, o rasgos corporales, como la obesidad, los piercings o los tatuajes. Los pies son, con diferencia, los más comunes. Los fetiches por los fluidos corporales, el tamaño corporal y el cabello no se quedan atrás. Si bien la excitación mediante azotes se convirtió en una práctica común en los dormitorios de muchas parejas, otros fetiches como el fetiche de pies o el sadomasoquismo no tendrían sentido o incluso serían repelentes. Algunos fetiches se vuelven tan comunes que ya no se perciben como fetiches sino como un deseo sexual normal. Por ejemplo, el estándar actual de no tener vello púbico habría sido mal visto hace apenas unos años, ahora calificas como excéntrico si prefieres el vello púbico. Lo mismo ocurre con la excitación de las mujeres que usan lencería. No es raro que alguien se excite al atar o ser atado por su pareja. En el lado extremo, pero aún no infrecuente, vale la pena mencionar la práctica de la humillación o lluvia dorada. Los fetiches se clasifican como enfermedades en el momento en que la excitación sexual sólo puede lograrse con el objeto fetiche o interfiere con las actividades sociales habituales. Si no necesariamente lo necesitas pero buscas excitarte con fluidos corporales o disfrutar de la angustia mental, también puedes llamarte fetichista. Todas estas acciones están justificadas para obtener satisfacción sexual mientras se practican de forma segura con una pareja que consienta. Este sitio web es conocido por sus escorts fetichistas calientes en Wellington.
